Kirmen Uribe |
Nacido en Ondarroa,
Vizcaya, en 1970, se licenció en Filología Vasca y cursó estudios de posgrado
de Literatura Comparada en Trento. Es autor de proyectos multimedia que
combinan la literatura con diferentes disciplinas artísticas y ha participado
en encuentros literarios en Europa, Asia y América. Ha traducido a Raymond
Carver, Sylvia Plath, Anne Sexton, Mahmud Darwish y Wislawa Szymborska, entre
otros, y colabora en diversos medios de prensa escrita, incluida la prestigiosa
revista The New Yorker. La publicación en 2001 de su libro de poemas Bitartean
heldu eskutik (Mientras tanto dame la mano, 2003), supuso, según la
crítica, una «revolución tranquila» en el ámbito de la literatura vasca.
Traducido al castellano, francés, inglés y ruso, el poemario fue galardonado
con el Premio Nacional de la Crítica y elegido finalista al mejor libro de
poesía traducido al inglés en 2007 en EE. UU. por el PEN American Center. Con Bilbao-New
York-Bilbao, su primera novela, obtuvo el Premio Nacional de Narrativa y
el Premio de la Crítica en euskera.
En mayo de 1937, tras el bombardeo de Gernika, miles de niños vascos partieron del puerto de Santurce rumbo al exilio. Entre ellos se encontraba Karmentxu, una niña de ocho años que fue acogida en Gante, Bélgica, por el escritor Robert Mussche. La vida del Robert cambiará con la llegada de la niña, su implicación en la resistencia durante la Guerra Civil y el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial.
Comentario
Kirmen Uribe es un narrador diferente: imprime a sus novela el alma de la poesía conjugándola con datos y hechos históricos reales. De la mano del relato aparecen también cartas y reflexiones, en esta manera tan suya que tiene Kirmen de saber contar. Y lo hace de una forma sencilla, con frases cortas y directas, expresión de su lengua original, el euskera (me sorprende que no traduzca el propio autor sus obras al castellano).
En su primera novela, "Bilbao-New York-Bilbao", el relato se articulaba en torno a un cuadro, alternando los datos de la investigación sobre el propio cuadro con la historia del pintor y la situación personal del narrador. Ahora partimos de un hecho dramático: la separación de miles de niños vascos de sus familias tras el bombardeo de Gernika. Mientras ellos comienzan una nueva vida en otro país sus padres quedan atrás, intentando sobrevivir entre el hambre y el dolor.
Este hecho, que subyace latente a lo largo de la novela, no es sino la disculpa para hablarnos de Robert Mussche (de hecho, el título original de la obra es Mussche). Impresionante. Robert Mussche es el ideal de héroe: comprometido y coherente, con un sentido del deber que le hace seguir los dictados de su conciencia por encima de sus intereses personales. Alguien en quien poder confiar plenamente, con un enorme corazón. Comparten las páginas su amigo Herman Thiery, su mujer Vic, su propia hija Carmen y todo un continente desgarrado por la guerra, "...el hundimiento de un mundo y el comienzo de otro".
Pero este libro no es solo un relato sobre el horror de las guerras; es un canto a la esperanza ("...He pasado una mala racha, pero ahora vuelvo a percibir el paso de las estaciones"). No es solo sobre la traición o la envidia, sino sobre el infinito poder de la amistad (preciosas las palabras de la página 84). No nos habla solo de muerte, sino de la vida y de permanecer vivo en la memoria (..."Que este libro sea además una pequeña sepultura de papel para Robert")
En la web de Kirmen podéis ver un corto booktrailer de esta obra: está en lengua inglesa, subtitulado en euskera, y en él Carmen, su hija, nos dice: "Yo tenía ocho meses. Cuando la miro veo una familia feliz. Pero no recuerdo ese momento, yo era muy pequeña". A Carmen su padre le fue arrebatado por la guerra; su madre se lo devolvió a través de las cartas y obras que conservó. Ahora Kirmen la ha dado "...esa tumba que nunca pudo visitar".
En su primera novela, "Bilbao-New York-Bilbao", el relato se articulaba en torno a un cuadro, alternando los datos de la investigación sobre el propio cuadro con la historia del pintor y la situación personal del narrador. Ahora partimos de un hecho dramático: la separación de miles de niños vascos de sus familias tras el bombardeo de Gernika. Mientras ellos comienzan una nueva vida en otro país sus padres quedan atrás, intentando sobrevivir entre el hambre y el dolor.
Este hecho, que subyace latente a lo largo de la novela, no es sino la disculpa para hablarnos de Robert Mussche (de hecho, el título original de la obra es Mussche). Impresionante. Robert Mussche es el ideal de héroe: comprometido y coherente, con un sentido del deber que le hace seguir los dictados de su conciencia por encima de sus intereses personales. Alguien en quien poder confiar plenamente, con un enorme corazón. Comparten las páginas su amigo Herman Thiery, su mujer Vic, su propia hija Carmen y todo un continente desgarrado por la guerra, "...el hundimiento de un mundo y el comienzo de otro".
Pero este libro no es solo un relato sobre el horror de las guerras; es un canto a la esperanza ("...He pasado una mala racha, pero ahora vuelvo a percibir el paso de las estaciones"). No es solo sobre la traición o la envidia, sino sobre el infinito poder de la amistad (preciosas las palabras de la página 84). No nos habla solo de muerte, sino de la vida y de permanecer vivo en la memoria (..."Que este libro sea además una pequeña sepultura de papel para Robert")
En la web de Kirmen podéis ver un corto booktrailer de esta obra: está en lengua inglesa, subtitulado en euskera, y en él Carmen, su hija, nos dice: "Yo tenía ocho meses. Cuando la miro veo una familia feliz. Pero no recuerdo ese momento, yo era muy pequeña". A Carmen su padre le fue arrebatado por la guerra; su madre se lo devolvió a través de las cartas y obras que conservó. Ahora Kirmen la ha dado "...esa tumba que nunca pudo visitar".
MUSSCHE from Angel Aldarondo // Kosmikar on Vimeo.
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