Apaches
En esta novela se suceden acontecimientos que uno jamás querría protagonizar, pero están basados en hechos reales. Su lectura es hipnótica. Su factura excelente, su historia increíble.
La familia de Miguel sufre un revés inesperado: después de la muerte de su madre, el padre pierde el control de su vida y es estafado por sus socios. En un intento por salvar la economía familiar, se endeuda hasta llevar a todos los miembros a una situación límite en la que pierden la casa, ven embargadas sus nóminas y la cárcel se abre ante sus ojos como un horizonte real. Desesperado, Miguel decide salvar a los suyos aunque le cueste la vida, tal y como le enseñó su padre. Vuelve al barrio en el que nació y, junto a su amigo Sastre, se sumerge en una espiral de robos, asaltos y asesinatos. Cuando todo cobra un nuevo orden, aparece Carol, la amante del amo del barrio, la mujer de la que se enamora y pone en peligro todo aquello por lo que Miguel había luchado.
Miguel Sáez Carral nace en Madrid en 1968. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, inició su carrera como redactor de la agencia Efe para trabajar después en otros medios de comunicación. Abandona más tarde el periodismo para dedicarse a la creación de guiones. Guionista de media docena de series de éxito, además ha sido jefe de guión de Al salir de clase, responsable de la adaptación, jefe de guión y argumento de Sin tetas no hay paraíso y creador de Homicidios. Con su labor ha ganado todos los premios de su profesión, entre ellos el TP de Oro y el Ondas.
Debo decir que nunca he visto una serie escrita por Miguel y no iba condicionada ni con ideas preconcebidas al leer el libro.
Mi opinión personal es que es una novela muy completa, realista y real, con unos personajes en los que reconocerías a cualquier familiar, amigo o a ti mismo.
La trama te atrapa y el desarrollo in crescendo de todo lo que tiene que suceder, lo que esperas y lo que temes te mantienen pegado a las páginas.
La crisis de los noventa está ahí, con todo su peso, y aunque como ahora estamos inmersos en esta nos parezca menor, no lo fue para los que la sufrieron tan de cerca.
La memoria del personaje principal hacia su infancia es de una belleza y una veracidad emocionante.
Tetuán forma parte de mi infancia, y la he visto tal y como la recuerdo, ya que el autor y yo somos de la misma época, la de los “ochocientos cincuenta”, las casas bajas, los patios, la calle… Niños con ojos y oídos abiertos.
No puedo decir más. Os la recomiendo y tengo ganas de que llegue la semana que viene para conocer al escritor.
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